Yo

Yo
YO, tu hija no deseada sólo necesaria. "SALIRSE DEL CLOSET" es la frase que define a los homosexuales que al fin se atreven a alcanzar su libertad, declarándose ante el mundo en toda la dimensión de su orientación sexual. Durante años se consideraron una "minoría excluída" de la sociedad, por eso aceptaban matrimonios bizarros, como el que le ofreció mi padre a mi enamoradísima madre, quien en el tránsito de sus 11 meses de casada y 8 de mi embarazo, al saber la verdad, optó por morir en mi parto de forma "heróica", y quedé yo...a quien mi padre nunca quiso y a los 4 años abandonó sin volver nunca a saber de mi, pues no está en la esencia del gay tener un hijo de su simiente, si montar el show como el de Ricky Martin a través de vientres alquilados o adopciones entre cámaras y noticias de la "prensa rosa". Hablo en nombre de esos hijos, que sin pedir venir al mundo nos trajeron como objetos utilitarios hasta que nuestros padres decidieran sus vidas, y una vez hecho, nos quedamos abandonados a nuestra suerte, sin familia, calor de hogar ni nada a lo que tiene derecho un ser humano, más aún un niño. Fuimos "COSAS" de desecho. Por éso en este blog denuncio que la verdadera MINORIA EXCLUIDA Y CONDENADA A NO TENER NINGUN DERECHO AL CUIDADO Y ATENCIÓN, POR UNA SOCIEDAD HEDONISTA Y SIN AMOR, SOMOS NOSOTROS, no nuestros padres que ya están aceptados por la sociedad y formaron su propio movimiento social con todas sus garantías, deberes y derechos. Como adulta confieso ¿con qué derecho mi padre me condenó a llevar en mi corazón y alma heridas que nunca han sanado por completo? Reflexionen y piensen dónde está la verdad de toda esta farsa.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Familias heterosexuales...Reflexiones de Mons. Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas




VER
Nuestra Suprema Corte de Justicia sigue demostrando que emite sus juicios sólo en base a si una ley o una norma son conformes a la Constitución que nos rige, o si la contradice. Su antropología es legalista, no humanista. Debería llamarse Corte de Constitucionalidad, o de Legalidad…
Dicen que, para defender la familia, es legítimo contraer “matrimonio” entre personas del mismo sexo. ¿Cuál familia? ¿Acaso un hombre genera familia con otro hombre; una mujer engendra familia con otra mujer? Esto es imposible biológica y psicológicamente. Un hombre no fecunda a otro hombre, ni una mujer a otra mujer. Esto no es cuestión de fe o de religión, sino de experiencia elemental. No es homofobia, intolerancia, o discriminación, sino simple biología. Que puedan convivir sexualmente personas del mismo sexo, nadie se lo impide, aunque no es conforme con los mandatos divinos. Que puedan tener algunos derechos, heredar, apoyarse económica y moralmente, es justo, humano y, por tanto, legal. Pero ese no es el camino para hacer familia; es todo lo contrario.
Hay que agregar que a la llamada hasta ahora Suprema Corte de Justicia le parece discriminatorio que una pareja del mismo sexo (que no es matrimonio, según nuestro concepto) pueda adoptar menores, dizque para proteger el bien del menor, su bien supremo… Sólo se fijan en algunos aspectos, como el económico, la seguridad de tener alimento, ropa, escuela, salud y bienestar material, pero no toman en cuenta factores morales, espirituales, psicológicos y sociales. Su visión es meramente legalista y economicista. No toman en cuenta que, para un desarrollo normal de la persona, necesitamos una adecuada relación con las figuras materna, paterna, fraterna y comunitaria. Sin ellas, puede uno crecer quizá con todo lo material asegurado, pero con rasgos no definidos de una personalidad masculina o femenina, pues no hay de otra; sólo hay en este mundo hombres o mujeres.

PENSAR
El Papa Francisco dijo en una audiencia general de los miércoles: “Dios, después de haber creado el universo y a todos los seres vivientes, creó su obra maestra, o sea el ser humano, que hizo a su propia imagen: ‘A imagen de Dios los creó: varón y mujer los creó’ (Gen 1,27).
Como todos sabemos, la diferencia sexual está presente en tantas formas de vida, en la amplia escala de los vivientes. El hombre y la mujer son creados a imagen y semejanza de Dios. Esto nos dice que no solamente el hombre en sí es imagen de Dios, no solamente la mujer tomada en sí es imagen de Dios, sino que también como pareja son imagen y semejanza de Dios. La diferencia entre hombre y mujer no es para la contraposición o la subordinación, sino para la comunión y la generación, siempre a imagen y semejanza de Dios.
La experiencia nos enseña: para conocerse bien y crecer armónicamente, el ser humano tiene necesidad de la reciprocidad entre hombre y mujer. Cuando esto no sucede, se ven las consecuencias. Sin el enriquecimiento recíproco en esta relación, los dos no pueden ni siquiera entender hasta el fondo qué significa ser hombre y mujer. Dios ha confiado a la tierra la alianza del hombre y de la mujer: su fracaso vuelve árido el mundo de los afectos y oscurece el cielo de la esperanza. Las señales son ya preocupantes y las vemos.
De aquí se ve la gran responsabilidad de la Iglesia y de todos los creyentes, y sobre todo de las familias creyentes, para descubrir la belleza del plan creador, que pone la imagen de Dios también en la alianza entre el hombre y la mujer. La tierra se llena de armonía y de confianza cuando la alianza ente el hombre y la mujer se vive en el bien. Y si el hombre y la mujer la buscan juntos entre ellos y con Dios, sin dudas la encuentran” (14-IV-2015).

ACTUAR
Respetemos a quienes tengan otras tendencias sexuales, no bien definidas como masculinas o femeninas. No los debemos insultar o marginar, pues no sabemos la raíz de lo que son o aparecen; desconocemos su historia familiar y qué puede explicar lo que viven, porque no es algo connatural al ser humano, sino fruto de experiencias vividas en la niñez y la adolescencia. Son seres humanos, dignos de todo respeto. 

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